Me incomoda hablar sobre el placer entorno a la sexualidad, referirme a la vulva, hablar sobre el cuerpo femenino en su estado natural (o sea con pelos), y la menstruación. Son temas que pueden resultar difíciles de platicar, donde crecí se le considera tabú. Sin embargo no he podido dejar de interesarme en ellos, investigo, pregunto, y me acerco a quienes me permiten hablar.
¿La experiencia con mi cuerpo? No era muy consciente de los cambios que iban dándose al crecer, recuerdo que quería boobies mas grandes porque pensaba que así sería atractiva para mis compañeros de clase, también que me acomplejan mis patillas por ser más largas que las de mis amigas del salón o que vieran mi panza porque tengo una línea de pelos trazando un camino hacia mi ombligo. No pienso que el espejo fuera mi enemigo, pero a veces no quería verme en él, era delgada y creía que con eso bastaba para sentirme cómoda en mi cuerpo, pero no, aun no me sentía atractiva.
Explorar mi sexualidad es lo que hizo re apropiarme de mi cuerpo, aceptar quien soy, sentirme dueña de cada milimetro de mi. Considero que el reto más grande fue quitarme la idea de que la sexualidad era mala, pensaba que mi cuerpo era sucio cuando lo exploraba, y la culpa era enorme, me sorprendía que hasta en la intimidad me sentía juzgada por los demás. Soy afortunada, porque conocí a alguien que me ha acompañado durante toda esta aventura, en lugar de criticarme me permitió conocerme y poder compartir todo.
Mi intención de mencionar estos temas que me incomodaban es para que estén sobre la mesa, porque justo el que otros lo platicarán conmigo es lo que le ha quitó el peso, le ha brindado la naturalidad que merece, y sobretodo porque entender y vivir mi sexualidad es lo que me recuerda que me estoy completa. Antes pensaba que jamás podría tener fotografías en donde me sintiera sensual, por vulnerabilizarme a que otros me fotografiaran, entonces decidí tomarme fotos, al principio era sumamente incómodo, con el paso de los clicks las fotos comenzaron a encantarme, a tal punto que algunas incluso las compartí. El miedo y nervios eran reales, los comentarios se hicieron llegar y para mi sorpresa la gente lo veía con ojos muy bonitos, porque aunque eran fotografías muy diferentes a lo que acostumbraba a compartir, ellos me seguían viendo a mi, y no a la chava que subió fotos en un traje de baño. Soy culpable de buscar fotos que me hagan sentir bonita, pero creo que no está mal, porque aun en las fotos en que salgo con un ojo cerrado, con papada, o con estrías, son fotos que me siguen gustando porque son las diferentes partes que me conforma, y agradezco poder escribir sobre esto.

