Cuando estaba en primaria había rasgos de mi que no me gustaban: mis ojos chicos, mis cejas rectas, las patillas y la forma de mi nariz, curiosamente ahora es lo que más disfruto fotografiar; me anima verme sin maquillaje con mis pestañas de aguacero, mis ojos almendrados color café algo rasgados, mis cejas sin depilar, y mi nariz que de perfil embona perfecto conmigo, creo que toda esa combinación le brinda suavidad a mi cara.
Recordé esto mientras veía los álbumes guardados, pienso que las fotografías me han ayudado a sanar, el poder verme a través de los ojos de otros me permitió entender que todo está en cómo me percibo a mi y al mundo, que las ideas que tenía sobre lo que era bonito o feo, eran solo eso, ideas.
Confieso que uno de mis sentidos favoritos es la vista, me dejo llevar por lo que veo, colores, texturas y formas me conectan con emociones, todo el tiempo juego a que fotografío lo que veo a mi alrededor. Me inspira ver retratos de otras mujeres en donde se expresan tan bonito de ellas mismas, me entusiasma conocer las diversidad de cuerpo y energías que poseen. He encontrado belleza en las estrías, en los rollitos que se hacen en la panza cuando te sientas cómodamente, en personas sonriendo y transmitiendo lo que ellos son, me encantaría poder captar con mi cámara esos momentos de los que hablo y me propuse perderle el miedo a fotografiar a otros, porque creo en que todos poseemos una belleza singular que hace falta reconocer.
Volver a ver las fotos que mis papás coleccionaron mientras crecía, añadirle las que yo me he ido tomando y otros me han obsequiado, me ha dado paz. Confío en que si alguna vez me sentí incompleta, derrotada, triste, insuficiente, también puedo sentirme alegre, emocionada, plena, y valiente. Estoy agradecida, porque aunque me ha tocado vivir momentos de ansiedad y mucho temor, me sigo quedando con los momentos en donde más viva me he sentido. Si pudiera verme cuando estaba en la primaria me diría que todo saldrá mejor de lo que tenía pensando, que todo lo aprenderé a mi tiempo, que confíe en mi sentir para decidir, y que las personas son lo importante y no las cosas.

